DIFERENCIA ENTRE DUQUE Y EGAN, SUS COEQUIPEROS.

SATENA, LA AEROLINEA DE LOS COLOMBIANOS, AHORA CON SUS VUELOS DIRECTOS ENTRE FLORENCIA-CALI Y GUAPI.

Egan Bernal, apoteósico triunfo tras una semana extraordinaria de carrera donde mostró su liderazgo como ser humano y las capacidades que se pueden desarrollar mediante la voluntad ferreas de lograr el triunfo. Este muchacho nos da una gran lección de lo que puede lograr el ser humano, siempre y cuando se lo proponga; también se demostró en este evento ciclistico Italiano, la importancia de trabajo en equipo, de contar con un compañerismo leal a una meta, el triunfo al final con un líder con las capacidades de mantener esa brillantez mental para saber manejar los tiempos de competencia.

EQUIPO, el éxito del triunfo de Egan Bernal, su capacidad física e individual y la compañía de su coequipero en los momentos más dificiles; y aquí la similitud con el Señor Presidente de Colombia quien se ve solo, nadie lo acompaña en esta dificil situación que vive el país, el momento se prestó para que algunos miembros de sugabinete, mostraran el cobre, renunciaron abandonan el barco para pretender presentarse ahora como candidatos a la presidencia, que tal un individuo de esta clase desleal con el país, y ahora quiere ser su presidente; asi sucesivamente, donde están los expresidentes que deberian reunirse para tratar el tema, donde está el congreso, donde están los opositores que deberian buscar diálogo con el Presidente no solo para indicarle sus errores, sino para apoyarlo con propuestas viables para indicarle cual es el camino hacia una Colombia libre, equitativa y justa con su pueblo, ayudar a solucionar el conflicto pensando en el país, no en el político; de ahí encontre esta artículo simil entre Egan y el Señor Presidente de Colombia del periodista JUAN CARLOS AGUIAR. su columna en el periódico de los Tolimentes, el nuevo días, que me parece interesante leer con razonamiento justo y sin ánimo de critica destructiva, sino pensante para acompañar la solución a un conflicto que parece alargarse incomodamente para el país, por ello lo transcribo textualmente a continuación.

Dom, 30/05/2021 – 09:43
En el rostro de Egan Bernal se desvanecían sus fuerzas. Ni la camiseta rosada del líder del Giro de Italia, una de las competencias de ciclismo más exigentes del mundo, parecía sostenerlo sobre su bicicleta mientras luchaba por terminar la etapa 17.

Esta semana nuestro ciclista tuvo su mayor }momento de debilidad. En los últimos kilómetros, con todo en contra y sus rivales pedaleando, Daniel Felipe Martínez, ese compañero de equipo que lleva en su sangre la estirpe de los escarabajos colombianos que han conquistado las montañas del mundo, emergió desde atrás, por la izquierda, y, como un ángel guardián, se ubicó delante de su líder y le marcó el camino.
En la imagen del pasado 26 de mayo se ve a Martínez como un escudero fiel, levantando su puño derecho, manoteando para dar energía. Bernal llegó y, aunque perdió tiempo, mantuvo la ‘maglia rosa’ gracias a que en los instantes cruciales Martínez le gritó, como se supo más tarde, “marica, aquí toca botarle huevitos”. ¡Y vaya que los botaron!



Esta semana que termina se cumplieron 30 días de un paro nacional doloroso y sangriento en Colombia. Desde la distancia observo lo que sucede y quiero, desde la anécdota de Egan y Daniel, reflexionar sobre nuestra absurda realidad.

Hoy el presidente Iván Duque no es un líder. No imprime la energía que se necesita para que su equipo lo acompañe y se la juegue por la causa país que es de todos. Quien debería estar a su lado en estos momentos difíciles, lo abandonó. Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz y quien adelantaba las negociaciones con los promotores del paro, renunció, se bajó de la bicicleta en un instante determinante de la etapa. Lo peor es que se fue para perseguir ambiciones personales que no alcanzará, al menos por ahora: la presidencia de Colombia. Duque no ha entendido el momento que vive el país, no ha construido un relato que una a los colombianos. Por el contrario, ha logrado incendiar más una realidad que amenaza con superarnos. En busca de levantar la mala imagen internacional que deja la violencia en estas protestas, la vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez logró, en un viaje relámpago a Washington, reunirse con Anthony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos. Si, un punto a favor, pero el gobierno no entiende que para Joe Biden son más importantes los Derechos Humanos que los encuentros diplomáticos. Hubo palmaditas en la espalda, pero mientras no se desarticulen los graves focos de brutalidad policial, la mirada del Tío Sam hacia Colombia no cambiará.

Y por el otro lado tampoco hay liderazgo. Los principales promotores de la protesta, a excepción de Jennifer Pedraza, la vocera estudiantil, son hombres mayores, que parecen desconectados de una realidad en la que los jóvenes son protagonistas vitales. Prueba de ello es que la mayoría de los muertos son menores de 30 años. No han podido enviar un mensaje contundente que frene el vandalismo. La juventud colombiana está hastiada de que les roben sus sueños y oportunidades de un futuro que parece destinado para unos pocos privilegiados. Estamos en los últimos kilómetros de esta etapa, solo faltan 12 meses para las próximas elecciones presidenciales y no tenemos una opción real de quién es el líder que llevará a Colombia a subirse al podio. Por ahora nos seguimos debatiendo entre Uribe y Petro, sin que se asomen los Egan y los Daniel para hacernos entender que todos merecemos llevar la camiseta rosa para luchar y recuperar el país para nuestros hijos y nietos. Por esas generaciones es que tenemos que “botarle huevitos”.
JUAN CARLOS AGUIAR. su columna en el periódico de los Tolimentes, el nuevo días.


A %d blogueros les gusta esto: