ASISTENCIALISMO VERSUS PROGRESISMO

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  • mayo 9, 2020
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Por: Octavio Quintero

Lo único que alivia a la gente endeudada, y a las pyme y famiempresas en esta pandemia que pinta larga, es una rebaja de tasas de interés al consumidor financiero. En un libre mercado, donde la banca impone tasas entre 6 y 15 veces la inflación, no hay tú tía.

Con la resolución 0351, expedida el 27 de marzo/2020, la Superfinanciera
certificó (las bases) del interés bancario corriente, efectivo anual, para crédito de consumo y ordinario en 18.69%; y de 37,05% para microcrédito.
Sobre estas bases, la banca puede subir, a discreción o por moratoria, hasta un 50% más, es decir, hasta el 28,04% en créditos de consumo y ordinario; y en microcrédito, hasta 55,58%. Más allá, es usura Estas tasas empiezan a regir entre el 1º y 30 de abril (para créditos de consumo y ordinario) y, para microcréditos, entre el 1º de abril y 30 de junio de este año.

Comparadas con el cierre de la inflación del año pasado (3,8%), representan, en el primer caso, 5 veces la base y más de 7 veces el pico; y, en el segundo caso, 10 veces la base y casi 15 veces el pico.
Estos intereses confiscatorios, es lo que no ha querido tocar el gobierno en esta emergencia para aliviar las cargas de la gente y las empresas endeudas con el sector financiero y, ahora, por cuenta de coronavirus, confinada la gente y paralizadas las empresas, ambos (gente y empresas), con obligaciones pendientes (fuera de las financieras) que hacen más pesada la situación. Se le abona al gobierno las ayudas que anda proclamando todos los días en la TV, entre 6 y 7 de la noche; ayudas que son bien distintas de los alivios porque, para esclarecer con un símil, una cosa es que alguien le eche una ‘manito’ a uno ayudándole a cargar un bulto de 100 k, y otra es que le alivie la carga, bajándole a 50k el peso del bulto.
Como en el cuento de la Cenicienta (para rematar el símil), pasadas las 12 de la noche (coronavirus), terminará el encanto y todo volverá a la normalidad. O, como también dice Serrat en su ‘Fiesta’:
“… Y con la resaca a cuestas vuelve el rico a su riqueza, vuelve el pobre a su
pobreza y el señor cura a su misa; se despertó el bien y el mal, la pobre vuelve al portal, la rica vuelve al rosal y el avaro a las divisas”.
Estamos atrapados en una horrible paradoja: muchos querrán el fin de la
pandemia a ver si cesa la horrible noche; y otros tantos, desearían su
prolongación para seguir gozando de ayudas emergentes.

En el campo político la paradoja se da igual: a la clase dominante se le apareció ‘de milagro’ un gran manto de coronavirus bajo el cual escampa las explosiones sociales que tenían al borde del ‘nockout’ al neoliberalismo (Chile, Argentina, México, Francia y España, por ejemplo). Y, en Colombia, no solo paró la explosión social, sino que, de ñapa, engavetó la ‘ñeñe política’

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